Entre los años 1937 y 1992, el Guernika de Picasso se movió 45 veces por ciudades de medio mundo. Una obra viajera que, tras pasar más de 20 años en el MOMA de Nueva York, se instaló definitivamente en España en 1981. Para una obra de sus dimensiones -casi 8 metros de ancho por 4 de largo- y de su importancia histórica, no fueron traslados fáciles. El traslado de obras de arte suele ser una tarea compleja y extremadamente delicada en el caso de obras con años de antigüedad. Requiere una perfecta conservación a lo largo de todo el trayecto. Y, para el traslado de cuadros, se precisan embalajes especiales y cajas a medida para que sufran lo menos posible.
Los viajes del Guernika de Picasso
La primera salida del cuadro, encargado por el gobierno español de la II República, fue a la Exposición Internacional de París de 1937. Dadas sus dimensiones, cada vez que la obra se trasladaba, debía ser enrollada cuidadosamente y protegida. Un año después, el Guernika de Picasso recorrió Copenhague, Oslo y Estocolmo. Durante la Guerra Civil, viajó por ciudades del Reino Unido para recaudar fondos para los refugiados españoles. Tras su periplo europeo y terminada la contienda española, Picasso decidió que la obra quedase en depósito en el MOMA. Durante su estancia americana viajó a lo largo y ancho de los Estados Unidos, con incursiones europeas a Milán en 1953 o a Brasil meses después.
Su residencia final
Finalmente, tras la dictadura franquista, en el año 1981, el Guernika de Picasso se trasladó a España. En la actualidad, la obra se expone de manera permanente en el Museo Reina Sofía. Junto a ella, se exhiben diferentes bocetos preparatorios de las distintas fases del cuadro.
Para este tipo de traslados, lo mejor es contar con los servicios de una empresa especialista en traslados de obras de arte como Mudanzas Lidon.
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