Mudarte a la casa de tus sueños puede convertirse en un verdadero calvario cuando tienes que lidiar con niños, por esta razón, a continuación te daremos los mejores consejos para que puedas mudarte a tu nuevo hogar sin perder la cabeza.
Conversa con tus niños
Antes que nada, debes hablar con tus hijos para explicarles lo que va a suceder y por qué deben abandonar su antigua casa. Es muy importante aclararles todo el panorama con anticipación, y de esa forma ellos podrán preparase mejor para afrontar esta nueva realidad.
Dependiendo de la edad de los niños, debes darle detalles sobre la nueva casa, cuántas habitaciones tendrá, como es el vecindario y la fecha exacta en que ocurrirá la mudanza.
Así mismo, es fundamental hacerles entender todo el proceso que implica una mudanza, es decir, recoger sus artículos personales, empacarlos adecuadamente y deshacerse de algunas cosas que ya no utilizarán.
Si los niños son muy pequeños, es probable que no tengas que darles tantas explicaciones, ya que no entienden bien lo que pasa a su alrededor. Sin embargo, cuando los niños son más grandes, debes hablar con ellos para ayudarlos a entender.
Comenzado el proceso de mudanza
Antes de que ocurra la mudanza, es importante que los niños se involucren con las actividades a realizar. Unas semanas antes, siéntate con ellos y planifica las tareas, explicándoles cómo será el proceso y todo lo que tendrán que hacer.
Haz un plan detallado donde se exponga cronológicamente las etapas de la mudanza, que incluyen, la búsqueda de los materiales e insumos para embalar, la clasificación de los objetos a transportar, el embalaje propiamente dicho, la identificación de las cajas, entre otros aspectos.
Junto con ellos, haz una lista de las tareas pendientes para que puedan revisarla continuamente, y en la medida que las realicen, es importante que las techen. Así mismo, establece una rutina diaria y unas metas concretas.
Empacando con tus niños
Por lo general a los niños no les gusta trabajar y menos aun cuando saben que se mudarán a otro lugar lejos de lo que ellos conocen. Por esta razón, es importante que los motives continuamente, estableciendo retos, metas y recompensas al finalizar cada actividad.
Para comenzar, puedes clasificar los objetos en artículos para guardar, para descartar y para donar. Pídeles a tus niños que te ayuden a identificar qué objetos van en cada renglón, y en esa misma medida los van agrupando y embalando.
Mientras empacan, juega con ellos, no hay nada más tentador para un niño que lo inviten a jugar. En este caso, puedes hacer una competencia para ver quien lo hace mejor, y el que resulte ganador se llevará un premio.
A la hora de empacar, es posible que aparezcan objetos para los cuales no habrá espacio en el nuevo hogar, o que simplemente ya no estén utilizando. Cuando esto suceda, tendrás que decidir qué hacer con ellas, tirarlas, donarlas o venderlas. En el caso de los juguetes, involucra a los niños para que sean ellos mismos los que decidan qué hacer con sus cosas.
Finalmente ármate de paciencia, recuerda que son niños y mientras más pequeños sean más rápido se aburrirán. Así que háblales asertivamente, explícales todo con detalle y anímalos a prepararse para una nueva vida.